INTERNET Y CIENCIA: ¿UN AMOR A CIEGAS?

Es inevitable que el mito de "Frankenstein" acuda a la memoria, cuando se mira a Internet con ojos de científico. Nacida de y para la investigación, la red ha desbordado todos los límites y ha arrastrado, en su pasional explosión, a la madre Ciencia. Casi treinta años después de Arpanet, en las universidades y laboratorios han cambiado muchas cosas. ¿Demasiadas?

Mercè Molist
 Del 2 al 4 de junio se celebra, en Zaragoza, un congreso internacional organizado exclusivamente por correo electrónico: el "High Performance Computing in Seismic Modelling Symposium". No es el primero, ni el último, ni el único en su género. "Descubrí a la gente del Edinburgh Parallel Computing Center a través de una lista de distribución y, después de un tiempo de estar en contacto, les anticipé mi idea de coorganizar un fórum sobre computación en paralelo, en el campo del modelado sísmico", explica Javier Sabadell, becario y alma del evento desde la Universidad de Zaragoza, y continúa: "El resto ha sido duro trabajo de Internet: fines de semana enteros localizando grupos especializados en este tema, decenas de cartas enviadas invitando a la gente a participar... Con el correo electrónico, el contacto es más directo y se agradece que las invitaciones sean informales, nada de rimbombantes salutaciones con sello y firma: un mero "Ey!, me interesa mucho tu trabajo y quisiera que vinieses al simposium". Pero en inglés. ¡Y conste que van a acudir algunos de los peces gordos! Las ponencias y resultados se publicarán, por supuesto, en la red."
 El congreso de Zaragoza es sólo un ejemplo de cómo Internet ha revolucionado al mundo de la ciencia. En ningún otro sector de la sociedad está tan homogeneizado el acceso y leer el correo electrónico ya forma parte de la rutina diaria del trabajo científico: "Nos comunicamos, incluso entre personas del mismo departamento, casi exclusivamente por carta y, cada día, intercambiamos miles de números con colegas de Italia o Estados Unidos, con los que hacemos experimentos conjuntos", reconoce Javier Tejada, catedrático de Física en la Universitat de Barcelona (UB). Enric Plaza, presidente de la Associació Catalana d’Intel.ligència Artifical, también lo tiene claro: "Sin el correo electrónico, no se entiende a la comunidad académica de los últimos diez años".Y remata Sabadell: "Todos sabemos lo difícil que es llevar a cabo una investigación de calidad cuando estás demasiado lejos de lo que se está haciendo en otros países. La red nos permite acercarnos". ¿Vamos, pues, hacia una ciencia planetaria?
 Conrad Pérez, profesor titular de la facultad de Física de la UB, nos recuerda la otra preciosa cara de esta formúla magistral que parece ser Internet: "A la vez que recibes mucha información, muy rápidamente, tu también puedes difundir las conferencias que organizas o los textos que escribes". Pérez es usuario de algunas listas de distribución y bases de datos, donde encuentra y envía artículos, que no saldrán publicados en la revistas de papel hasta dentro de entre dos a seis meses. La mayoría de estos grandes archivos de conocimiento científico funcionan aún por FTP (File Transfer Protocol), aunque cada vez son más los que se están pasando a la World Wide Web.
 Casi no quedan centros de investigación, institutos o departamentos de universidades que no tengan una página en la web, con un mínimo resumen de sus actividades, proyectos y personal. Jaume Veciana, del Institut de Ciències de la Matèria de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), lo considera una fábula: "Sirven de gancho para reclutar a estudiantes que quieren hacer un post-doctorado y buscan información sobre temáticas de investigación, condiciones de ingreso, etc, y son muy útiles también si estás buscando determinada información o, por ejemplo, necesitas un formulario de solicitud de ayuda para un proyecto. Antes, no sabías donde ir. Ahora, en media hora lo tienes impreso en tu despacho".
 Las páginas de "segunda generación" (con toneladas de información y no sólo una simple presentación-aparador) sirven, además, para articular auténticas comunidades virtuales de estudiosos. Un excelente ejemplo es la web de la Royal Astronomical Society, donde puedes buscar entre sus archivos de artículos, acceder a estadísticas y material para investigaciones concretas, suscribirte a su boletín de noticias, ponerte en contacto con sociedades astronómicas del lugar, ver imágenes del tiempo o leer un cómic. Enric Plaza nos descubre, aún, otra maravillosa prestación de la WWW para el cíbercientífico: "Los inglesos lo llaman "serendipity" o descubrimiento casual: cada página que señala otras páginas relacionadas con el tema me permite encontrar información ¡que yo NO sabía que necesitaba!".

¿La muerte de "Nature"?
 Las revistas más prestigiosas, como "Nature" y "Science", se han lanzado a la web porque no les quedaba otro remedio, vista la invasión de revistas científicas electrónicas que amenazan, directamente, su autoridad vertebradora. Las listas de distribución y fórums electrónicos, donde los investigadores intercambian opiniones, nuevos descubrimientos o convocatorias de congresos, y las muchísimas "newsletters" (boletines electrónicos de información elaborada por los propios centros de investigación o agencias especializadas) están democratizando el espacio que, hasta ahora, monopolizaban el modelo "Nature" y su peculiar forma de publicación: sólo son buenos para la ciencia los artículos que pasan esa especie de censura llamada "peer review" o revisión por parte de los expertos escogidos por estas revistas.
 Los físicos y los astrónomos han sido los primeros en desafiar el monopolio: desde el Los Alamos National Laboratory y la Standford University, se publican legendarias revistas electrónicas que ofrecen, meses antes de que las otras hablen de ello, resúmenes y textos completos de investigaciones, acompañados de enlaces a otros estudios semejantes. ¡Y funcionan tan bien, que todo el mundo les imita! "El European Coordinating Comitee on Artificial Intelligence -nos avanza Enric Plaza- está preparando una revista electrónica con diferentes niveles de publicación: en el primer nivel, envías un artículo que se hace público inmediatamente, sin ninguna condición, y durante un periodo de tiempo cualquiera puede enviar sus críticas y comentarios, que se anotan en la revista. Finalmente, pasa al nivel ‘archival’ si cumple ciertos criterios (que estamos discutiendo)". En otros campos, como la física teórica, se admite que la fecha de envío del artículo electrónico conste como la fecha de publicación.
 Pero, en la práctica, ya no es tan vital que alguien quiera publicar tus descubrimientos: puedes hacerlo tú mismo. Las páginas de becarios, doctorandos y estudiantes diversos que explican al mundo en qué trabajan se cuentan por miles. La revista "Nature" anunciaba, en octubre del año pasado, que la Universidad de Chemnitz (Alemania) había autorizado a los alumnos a publicar sus tesis en la red. No es nada nuevo: sin el permiso, también lo hacían. Servicios como el Internet Science Journal o Latindex son el siguiente eslabón de la cadena: facilitar el acceso a la múltiple información científica que existe en la red. El ISC es un directorio de enlaces a las páginas personales -repletas de datos- de estudiosos de las más diversas materias. Latindex es un índice de revistas que quieren acabar con la maldición del destierro a que las somete el imperialismo anglosajón -"las publicaciones científicas producidas en América Latina son poco conocidas y escasamente consultadas, a pesar de la relevancia que puedan tener los trabajos publicados en ellas" se lamentan, en su declaración de principios.
 Luis Ángel Fernández Hermana, periodista científico y presidente de la Associació Catalana de Comunicació Científica, va todavía más lejos: "Éste es el fin del secuestro de la investigación científica por parte de unos cuantos. El sistema monolítico donde uno informa a los otros de la verdad se ha acabado. No habrá separación entre la investigación y la publicación de los resultados: los científicos colocarán, ellos mismos, la información en la red". Y pone como ejemplo la labor difusora de The Institute for the Genoma Research (http://wild.tigr.org): "Allí, los robots son sistemas expertos que hacen todo el trabajo a una velocidad impresionante. La información que generan se almacena en una base de datos que va, directamente, a la red, y está abierta a la consulta de los científicos, en un proceso continuo y enorme de retroalimentación de la información".

Objetivo: ordenar el caos
 Pero, el gran problema de la información es que se multiplica, incontrolable, hasta el infinito. Lo lamenta Jaumne Veciana: "Pierdes mucho tiempo, hay mucha información basura y es difícil discernir". Ordenar el caos, para recuperar el criterio, es hoy la máxima prioridad del mundo científico. Un reportaje especial sobre este tema, aparecido en la revista "Scientific American" del pasado mes de febrero, ponía las cartas sobre la mesa: "La web puede ayudarnos a realizar el sueño de los enciclopedistas franceses del siglo XVIII: organizar todo el conocimiento". La pregunta es: ¿Cómo? La fragmentación y la interdisciplinariedad, características inherentes de la red y de los campos de investigación más avanzada, lo convierten en una tarea casi sobrehumana. Un buen ejemplo es la ingeniería genética: ¿se cataloga bajo el epígrafe Tecnología o Biología?
 Un pequeño viaje por los grandes directorios del ciberespacio (Yahoo!, Excite, Clearinghouse, RedIris, etc) muestra la diversidad de modelos usados para clasificar los recursos científicos. En la web del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, por ejemplo, el primer nivel de clasificación distingue entre "Humanidades y Ciencias Sociales", "Biología y Biomedicina" o "Ciencia y Tecnologías Físicas". El famoso directorio Yahoo!, en cambio, pone al mismo nivel  "Geografía", "Vida Artificial", "Ciencias Alternativas", "Nanotecnología" o "Chistes de Científicos".
 Desde la Universitat de Barcelona, Arcadi Rojo investiga muy seriamente este nuevo orden electrónico o "cómo representar el conocimiento en forma hipertextual". Junto con el equipo de Teresa Cabré, de la Universitat Pompeu Fabra, ha ideado un "Telematic Hypertextual Dictionary" especializado en Medio Ambiente y muy curioso: la información se ordena por paradigmas impregnados de valores. Cuando entras en el diccionario (http://www.iula.upf.es/altres/master96/html/dia.htm), te pregunta si quieres consultarlo por el sistema "moderno" o el sistema "tradicional" de representación de la información medioambiental. Escojas el que escojas, se inicia aquí un viaje multidimensional y circular -"el hipertexto es más que la web, es un cambio en la representación del conocimiento, tendríamos que llamarlo ‘circular text’", asegura Rojo-, donde el lector debe posicionarse, tomar decisiones para encontrar lo que busca y, si así lo desea, intercambiar opiniones con otros usuarios del diccionario o con sus propios creadores. Para Arcadi Rojo, "la forma hypertextual de organizar el conocimiento supone un cambio paradigmático en la forma tradicional occidental de concebir la realidad y de expresarla".
 Este "expresar la realidad" se refiere también a la educación, un tema que absorbe a Rojo desde que estuvo en Carneggie Mellon (1990): "Allí investigué porqué, si hacían tanto tiempo que tenían la red, no habían cambiado el paradigma pedagógico y continuaban dando las clases con pizarra y libros y en tiempo real". Para Rojo, las flamantes páginas educativas que hay en la web, como The Galileo Project, Ask Dr. Math o The Visible Human Project, no son suficientes: "Tiene que cambiar el propio sistema de enseñanza, debemos diseñar paradigmas alternativos, adaptados a la red". Rojo propone la representación de las asignaturas en hipertexto, la supresión de la clase magistral, el fomento de la decisión en detrimento de la información indiscriminada y el fin de la universidad como edificio físico: "Los temarios podrían organizarse por unidades de toma de decisión: presentas una situación real simulada que debe resolverse en grupos temáticos de cinco alumnos, conectados desde su casa, y en un tiempo determinado. La sociedad, por su parte, puede entrar en estos grupos de debate, si así lo desea". Aunque, le contradice Javier Tejada, "la decisión no depende tanto de la información que se tiene como del valor y la imaginación científica del individuo. Actuamos en función de nuestra cultura y lo demuestra el hecho de que dos personas, con la misma información, no deciden nunca lo mismo". Por otra parte, critica Tejada, "la red quita tiempo a la reflexión científica".

alt.folklore.science
 Sea como sea, la ciencia continúa su imparable ascensión al Olimpo electrónico. En el brumoso ciberespacio de páginas más o menos grises, rebosantes de información dirigida a la comunidad investigadora, están apareciendo potentes estrellas, que irradían y distribuyen conocimiento científico también hacia el cada vez más público "laico". Javier Sabadell lo tiene claro: "Los valores de la ciencia impregnan Internet". Decididamente: hay más directorios electrónicos de chistes de científicos que de bombillas, alt.folklore.science es uno de los fórums más frecuentados y las páginas y grupos de discusión sobre ciencia-ficción no paran de crecer.
 La difusión hacia el gran público preocupa a la comunidad científica, que aún no parece saber bien cómo controlarla. La periodista Cristina Ribas, desde el Observatori de la Comunicació Científica de la Universitat Pompeu Fabra, asegura: "El modelo divulgativo de los expertos hacia el público está agotado. Vamos a públicos fragmentados donde cada cual escojerá la información que quiera, según sus intereses". Ribas participa en un prometedor experimento interactivo, junto con Pierre Fayard, de la Universidad de Poitiers: han montado un servicio de charla, en el servidor de Vilaweb (http://vilaweb.com), donde la gente les cuenta qué querría saber sobre el genérico tema del agua. En la segunda fase del proyecto, construirán una página de web siguiendo las indicaciones recogidas.
 "Science is good for you" es el lema que franquea la entrada a The Mad Scientist Network (http://medinfo.wustl.edu/~ysp/MSN), un consultorio electrónico al que los estudiantes envían sus preguntas y dudas que responden, por correo electrónico, un granado grupo de investigadores. Otras buenas muestras de información científica exhaustiva dirigida a todos los públicos pueden encontrarse, ya, en el genial directorio -que ni él mismo imaginó- Albert Einstein Online (http://www.sas.upenn.edu/~smfriedm/einstein.html), el recién inaugurado All the Virology on the WWW (http://www.Tulane.EDU/~dmsander/garryfavweb.html), o la magistral web de la NASA, donde la divulgación se alía, sin manías, con la espectacularidad y el negocio. Quien también se ha lanzado sin complejos a la piscina capitalista es la excelente versión electrónica de la revista "New Scientist" (http://www.newscientist.com/ps): tienen un ránquing, permanentemente actualizado, de los libros científicos más vendidos en el mundo, que pueden comprarse desde allí mismo.
 ¿Vamos a convertir la ciencia en otro espectáculo más del mundo consumista? ¿La democratización que conlleva Internet la transformará en amalgama donde se mezclan los OVNIs, el "showbusiness" y la investigación considerada "seria"? ¿Quedará alguien con tiempo suficiente para contarlo y controlarlo? Sigan atentos a sus pantallas.
 
 
 

¿QUIÉN TEME A LA TECNOCIENCIA?

 Internet nació de un pacto no diabólico pero casi: el de los ingenieros con los científicos o, lo que es lo mismo, de Arpanet con la National Science Foundation. En los tiempos de la Guerra de las Galaxias, cuando se investigaba como contrarrestar un posible ataque nuclear ruso, cuenta el periodista Luis Ángel Fernández Hermana,  "hubo un gran debate sobre si era posible automatizar el proceso de defensa. Mientras unos discutían, otros se pusieron a trabajar en ello y crearon la red". Universidades como la Carneggie Mellon o el Massachusetts Institute of Technology, eminentemente ingenieras, lideraron el proceso.
 Artur Serra, antropólogo formado en Carneggie Mellon e investigador del Departament d’Arquitectura de Computadores de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), está convencido de que "la red va a trastornar muy profundamente la relación entre ciencia y tecnología. Hoy, tenemos una generación de ingenieros que son, también, científicos, porque han pasado por la universidad, pero la Ciencia los desprecia, igual que la Iglesia despreciaba a la Ciencia". Según Serra, la comunidad académica concibe a la tecnología como una herramienta, sin darse cuenta de que se ha convertido en "el mundo". Le secunda Fernández Hermana: "Hemos llegado a un punto en que se hace inviable el desarrollo científico sin el tecnológico".
 Jesús González Miranda, físico especialista en Caos Determinista desde la UB, utiliza la simulación por ordenador para hacer sus experimentos. De otra forma, no podría, asegura. El laboratorio virtual, la computación paralela o el correo electrónico se imponen y aceleran la investigación científica. Al mismo tiempo, la mentalidad interdisciplinaria, típica del ingeniero, impregna la ciencia hasta convertirla en un magma cada vez más complejo, donde las dudas chocan con el infinito y reina la visión relativa. ¿La muerte de la ciencia?, se preguntan algunos, huérfanos de marcos conceptuales y jerarquías.
 "El problema es que, aquí, científico se utiliza como si tuviera un estatus (social/epistémico) más alto que ingeniero", tercia Enric Plaza, experto en Inteligencia Artificial. La suya es una de las áreas emergentes, clasificadas como ciencias artificiales o tecnociencias. Lo más curioso es que están arrastrando, en su ascensión súbita, a las ciencias humanas. Lo avanzaba la revista "Anthropos" en su editorial de enero de 1995: "El fenómeno es absolutamente nuevo en la ingeniería: al construir máquinas pensantes, tiene que recurrir a conocimientos de las Ciencias Sociales como la Psicología, la Lógica Formal, la Lingüística, etc. Las Matemáticas no son la principal herramienta teórica, al contrario de lo que pasa en las otras ingenierías".
 Después de haberse convertido en imprescindible para las ciencias naturales, la tecnología se acerca, imparable, a las ciencias humanas, que están cayendo también bajo el influjo del llamado "scientific computing". Artur Serra pone, como ejemplo, al antropólogo que estudia el comportamiento de las comunidades virtuales en la red. Y le encuentra, además, mil ventajas: "Al comunicarse los sujetos del estudio por correo electrónico, el trabajo del investigador es más fácil: los textos ya están escritos, no tienes ni que pasarlos de la grabadora al ordenador. Ya están allí".
 Pero, se lamenta Serra, esta forma de trabajo no está reconocida ni de lejos por la Academia. Aunque tampoco le preocupa mucho: mientras unos se preguntan aún si los ingenieros pueden ser considerados científicos, otros celebran simposiums como el de MediaMOO, una comunidad virtual o MUD, que acoje a diferentes estudiosos de los media: a principios de este año, montaron diversos debates electrónicos, bajo el genérico título de "The Ethics of Research in Virtual Communities" y con interesantes dudas por resolver: ¿Se puede citar una carta de una lista de distribución sin permiso? ¿Bajo que circunstancias el investigador tiene que avisar de su presencia en la comunidad? ¿Es ético grabar una charla electrónica sin permiso?
 
 
 
 
 
 

LAS LISTAS MÁS LISTAS

Associació Catalana de Comunicació Científica.
Periodistas especializados, científicos, editores y divulgadores, mayoritariamente del ámbito hispano y catalán, intercambian información y opiniones en este foro, muy bien conectado con la European Union of Science Journalists Associations.
Para suscribirse: enviar el mensaje "subscribe accc" a majordomo@cat.isoc.org
Más información: http://www.ictnet.es/terrabit/accc
 

ASTRO_ESPANA
Es la más veterana en español -fue abierta en diciembre de 1995- y la que goza de mejor salud. Trata temas relacionados con la astronomía y las ciencias del cosmos (sistema solar, galaxias, astrofísica, astroinformática, etc). Impulsada desde la Agrupación Astronómica Aragonesa.
Para suscribirse: enviar el mensaje "subscribe" a ASTRO_ESPANA-request@listserv.rediris.es
Más información: http://www.rediris.es/list/info/astro_espana.html
 

MICROALI
Intercomunica a la gente interesada en  microbiología de los alimentos (investigación, docencia, desarrollo de productos, etc). Apadrinada por el Grupo de Alimentos de la Sociedad Española de Microbiología, la participación de estudiantes la mantiene muy animada.
Para suscribirse: enviar el mensaje "subscribe microali tu-nombre-y-apellidos" a listserv@listserv.rediris.es
Más información: http://www.rediris.es/list/info/microali.html
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

BUENAS WEBS

**De aquí:

RedIRIS
http://www.rediris.es
Cada día nos gusta más el trabajo que se está haciendo en la web oficial de la red académica española. Desde aquí se accede a directorios de fórums electrónicos, centros de investigación, bibliotecas, universidades y servicios de noticias. A destacar sus "Páginas amarillas sobre ciencia y tecnología", donde pueden hacerse búsquedas automatizadas.
 

WorldTech
http://www.worldtech.net
Directorio de recursos de ciencia y tecnología en Internet y fuera de ella, realizado desde el Parc Tecnològic del Vallès y destinado a "resolver las consultas técnicas de los profesionales científicos y de las empresas en cuestión de segundos". Contiene miles de enlaces, convenientemente indexados y revisados. Quiere ser, en el futuro, el buscador multilingüe de la International Association of Science Parks.
 

Instituto de Astrofísica de Canarias
http://www.iac.es
Un viaje guiado por la comunidad científica que habita en el observatorio del Teide. Abundante información sobre investigaciones pasadas y futuras, servicios, publicaciones, enlaces a recursos astronómicos en España y fuera de ella. La cobertura que están haciendo del fenómeno "Hale-Bopp" es casi inmejorable.
 
 
 
 

**De fuera:

The NASA Homepage
http://www.nasa.gov
La National Aeronautics and Space Administration de los Estados Unidos es la responsable de esta muestra magistral de divulgación científica para todos los públicos. Actualizada diariamente, ofrece todo tipo de información, con una sabia utilización del entorno multimedia (fotos, vídeos, audio, animaciones, diario de un astronauta, etc) e interactivo (se pueden mandar preguntas por correo electrónico).
 

CORDIS
http://www.cordis.lu
Sin duda, éste es el mejor recurso con que cuenta la comunidad científica europea. Creado por la Comisión Europea, permite el fácil acceso a valiosas bases de datos (publicaciones, empresas, programas, proyectos, etc) y ofrece, entre otros, información sobre ayudas a la investigación y un servicio de prensa científica.
 

American Association for the Advancement of Science
http://www.aaas.org
Una visita es suficiente para darse cuenta del enorme trabajo que está haciendo la reputada AAAS en Internet: la conversión de la revista "Science" en una auténtica revista electrónica, la creación del servicio EurekAlert! (boletín diario sobre las últimas novedades en ciencia, medicina y tecnología) y los múltiples programas de investigación y difusión que apadrina esta asociación.
 
 
 
 

"NEWSLETTERS"
 

BioMedNet
http://BioMedNet.com
Se define como un "club" y su objectivo es facilitar la comunicación entre científicos que trabajan en ciencias biomédicas. Además de ofrecer acceso a diferentes revistas desde su web -dónde debes registrate para gozar de todos los servicios-, te envían periódicamente, por correo electrónico, un resumen de noticias interesantes.
 

QuadNet
http://www.quad-net.com
Este genial servicio de información es ya un clásico en el mundo de la difusión científica a través de Internet. Escritores, editores y periodistas pueden suscribirse a sus boletines electrónicos de noticias salidas directamente de universidades, laboratorios, centros técnicos y sociedades profesionales.
 

Sea Grant News
http://www.mdsg.umd.edu/seagrantmediacenter
La biotecnología marina es el tema monográfico del boletín del National Sea Grant College Program, de la Universidad de Maryland, un ejemplo del grado de especialización y fragmentación de la audiencia a que se está llegando.