04/01/07 12:39:12



MILES DE HACKERS TOMAN BERLÍN EN SU CONGRESO ANUAL


Mercè Molist
No quedó consola con cabeza. Ni tecnología de lo más moderna, como "Bluetooth" o la telefonía por Internet, sin diseccionar. La cultura "hacker" europea se reunió, como ya es tradición, los cuatro últimos días del año en Berlín. Bajo el lema "¿En quién puedes confiar?", 4.500 expertos informáticos jugaron a deconstruir los principales iconos de la era digital.

El grupo alemán de "hackers" Chaos Computer Club, el más numeroso del planeta, fue el anfitrión de la fiesta, nacida en 1984 y la mayor reunión "hacker" de Europa. Buena parte de las charlas tocaron temas punteros de seguridad y privacidad informática, como la poca fiabilidad de las máquinas de votación electrónica, los virus que atacan teléfonos móviles o la creciente afición de los gobiernos a recopilar datos sobre sus ciudadanos.

La conferencia estrella mostró cómo "crackear" las principales consolas del mercado, Wii, PlayStation 3 y XBox 360, para que funcionen con videojuegos no certificados por el fabricante. Un encapuchado irrumpió en la charla y demostró, sin mediar palabra, cómo a través de un fallo en el juego "King Kong" se podía introducir código no autorizado en la Xbox.

A pesar de este toque teatral, el público del congreso no eran terroristas, delincuentes ni tan sólo los típicos intrusos informáticos de las películas. La comunidad "hacker" no considera como tales a estos individuos y, en general, las charlas se dirigían a cómo combatirlos o descubrir fallos antes de que lo hagan ellos.

Los asistentes a la reunión, jóvenes en su mayoría y algunos viejos electro-hippies, eran "hackers" entendidos en su sentido primigenio: aficionados a la tecnología que, movidos por la curiosidad y sin afán destructivo, investigan más allá de lo que dice el manual. O, como los define el diccionario de jerga "hacker", "Jargon File": "Quienes disfrutan explorando sistemas y formas de forzar sus capacidades".

Esto engloba a intrusos informáticos benignos, expertos en un tema tecnológico concreto o  programadores que disfrutan creando código. Incluso, según el "Jargon File", se puede ser "hacker" sin saber nada de tecnología: "Cualquiera que disfrute del reto intelectual de la creación y circunvalación de las limitaciones. Por ejemplo, un "hacker" de la astronomía".

La imaginación, la curiosidad o la elegancia técnica son palabras clave de esta contracultura con mala fama, por los abusos que algunos han realizado enarbolando su bandera. Para contrarrestarlo, dan gran importancia a la llamada "ética hacker", un código moral que incluye normas como no destruir redes ni ordenadores o respetar la libertad de la información y la privacidad de los datos.

John Perry Barlow, co-fundador de la norteamericana Electronic Frontier Foundation (Fundación de la Frontera Electrónica), explicó las diferencias entre "hackers" y criminales ante una nutrida audiencia y cómo los primeros empezaron a ser considerados delincuentes, a principios de los 90, por la incompresión de gobiernos y empresas ante la libertad de pensamiento y acción de este movimiento.

Barlow insistió en la necesidad de mantener conductas éticas para distanciar al colectivo del crimen organizado que, con cada vez más fuerza, usa en su propio interés las herramientas tecnológicas creadas por los "hackers", e incluso los contrata. El Chaos Computer Club sufrió en los años 80 estas prácticas, cuando el servicio secreto KGB reclutó a algunos de sus miembros para robar secretos de los ordenadores militares estadounidenses.

Pero la seguridad informática es sólo una rama del movimiento "hacker", como pudo verse en el congreso. Otros muchos dedican sus energías al revolucionario esfuerzo colectivo mundial del "software" libre, que consiste en crear programas de forma voluntaria, la mayoría gratuitos, que los usuarios pueden copiar, distribuir y modificar libremente.

El "software" libre se ha convertido en un seria competencia para las grandes compañías informáticas y su filosofía se extiende ahora a la cultura, amenazando especialmente a la industria discográfica con la llamada "música libre", que puede descargarse gratuitamente de Internet. El abogado Lawrence Lessig, principal ideólogo de esta revolución cultural, hizo un símil entre el inicio del hundimiento de la Unión Soviética y el actual sistema de derechos de autor.

Lessig explicó a la comunidad "hacker" que, para ganar esta "guerra", era mejor crear nuevas iniciativas e infraestructuras libres, en vez de romper periódicamente las protecciones anticopia de la industria. John Perry Barlow discrepó en esta estrategia, asegurando que "una combinación de desobediencia civil masiva y el hecho de que nosotros, la Hezbollah electrónica, somos más hábiles" resolverán este problema.




ESPAÑOLES EN EL CAOS


Medio centenar de "hackers" españoles asistieron este año a la reunión del Chaos Computer Club (Club Informático del Caos). Uno de ellos fue José Moreno, quien disfrutó de lo lindo con la principal atracción: "Por 10 euros, te vendían un aparato con un chip RFID (Identificación por RadioFrecuencia) que permitía tenerte localizado en tiempo real. Parece absurdo que pagase por algo que permite que me persigan, pero la idea era divertida".

Esta iniciativa pretendía concienciar sobre los chips RFID, presentes en cada vez más productos, pasaportes y tarjetas de crédito, sin que lo sepa el consumidor. Con un aparato lector, se pueden seguir los pasos de la persona y realizar cálculos estadísticos sobre sus costumbres y amigos. Una gran pantalla mostraba a quienes llevaban los chips, convertidos en puntos móviles por el edificio.

Moreno disfrutó también viendo una charla totalmente anónima, en la que el conferenciante hablaba y pasaba las transparencias a través de un teléfono por Internet irrastreable: "Fue una demostración de que en el futuro podrían darse charlas de este modo, para evitar que la policía detenga a los conferenciantes, como ha sucedido recientemente en algunos congresos de "hackers" de Estados Unidos".



 
Copyright 2007 Mercè Molist.
Verbatim copying, translation and distribution of this entire article is permitted in any digital and no commercial medium, provided this notice is preserved.
 


<<